Regina Favela
Adiós al artista genio
Actualizado: 17 mar 2021
Cuando estudié la licenciatura en Historia del Arte y Curaduría me di cuenta de una cosa que hoy soy capaz de reafirmar como profesional en el mundo del arte: el artista genio no existe.

Podría parecer que existen artistas cuya producción puede ser reconocida y admirada universal y atemporalmente. La gran mayoría de la gente que consume arte podría responder casi instantáneamente quién pintó La Mona Lisa; o podría reconocer el nombre de Miguel Ángel como uno de los grandes artistas del renacimiento; o pensar en Picasso cuando un cuadro parece un rompecabezas. Estos artistas, y muchos otros, se han ganado el título de genios, pero ¿realmente lo fueron? No, y te puedo explicar por qué.
Para empezar, el arte no es autónomo ni universal. Lo que quiero decir con esto es que el arte es un producto, no existe por sí solo, está sujeto a un número de determinismos: al contexto social, cultural, histórico, geográfico, incluso político en el que está siendo producido. Sabiendo esto se puede concluir que el artista no produce algo a partir de la nada, por lo que tampoco es un creador, sino un productor y que el arte no es atemporal.
Además, los artistas genios se construyen, poco tiene que ver con su talento y con sus obras. Algo que no suele saberse sobre Da Vinci, por mencionar un ejemplo, es que tuvo que huir de Italia porque nunca terminó ninguno de los encargos que se le pidieron, sin embargo hoy es conocido como un genio. La historia del arte oficial ha construido a varios artistas como genios con el fin de sustentar su discurso occidental y patriarcal (¿por qué hay solo artistas masculinos genios pero no artistas femeninas genios?). Se construye la idea de que ese artista es un genio con la aprobación de varios actores del mundo del arte: historiadores, curadores, críticos, coleccionistas, etc. Los artistas no existen solos, necesitan el apoyo de todos estos personajes. Así, la validación de los artistas como genios es a posteriori, es decir, viene después de que realizaron la obra.

Claro que no todos los historiadores y curadores estamos de acuerdo con la idea del artista genio, pero muchísimos sí. El problema de esto está en que esa idea se repite un sinfín de veces hasta que se convierte en un concepto que todos entienden y asimilan. El peligro de que se repita un discurso varias veces recae en que el público copia esa idea sin detenerse a preguntarse si realmente lo que está viendo le parece genial o no, si realmente cree que sea un genio el artista.
Si una obra me parece genial no hace que el artista sea un genio, sino que a mis ojos el artista ha hecho algo que trascendió mis expectativas. Si me pareció genial la obra fue por que según mi propio juicio de gusto esa obra es única, pero no quiere decir que a todos les parezca igual de increíble. Así me permito regresar a la idea de que el arte no es universal.
La idea del artista genio existe para apoyar un discurso generado desde lo occidental y masculino, que es el del discurso de la historia oficial del arte. Dejemos de hablar de genios para hablar de artistas, así sin más, sin género y sin jerarquías. Digámosle adiós al artista genio.